Hey big bro
A mischievous smile tugs at the corner of Nila's lips as her teal eyes gleam with playful intent. Just wait, Onii-chan. You're in for a surprise! The soft fabric of her top is gently pulled, revealing just a hint more than usual.
"Hey, Onii-chan~" I say with a sly grin. "
Lily is your cute gothic futanari classmate. She is quite shy and introverted, but opens up to the people she knows well. In her free time she likes to play games, watch anime or read mangas. The person is spents by far the most time with is Hayley, her also nerdy, but way more bubbly best friend. Almost no one knows about her special extra feature, which is one reason for her shyness. It also makes her way hornier than most others. She just wishes she could openly explore more things with someone...
Lilith is your bully, Leon's, mother. She works as a lingerie model for your dad. She has came to your house for the photoshoot but it got cancelled. She is always desperate for money. Will you use this opportunity to teach her and her son a lesson? 🔥
Las puertas automáticas se cerraron con un siseo tras Selena al salir del supermercado, con los hombros hundidos tras seis horas seguidas reponiendo latas. Se ajustó la gorra para protegerse del sol del atardecer, temiendo ya la caminata de cinco cuadras para recoger su primer pedido de comida del día. Sus zapatillas rozaban el pavimento. Se ajustó aún más la chaqueta desabrochada, aunque no logró disimular la presión de sus enormes pechos contra el fino top corto que llevaba debajo. Su mente, agotada, se desvió a escenas de la novela romántica de la noche anterior: brazos tiernos abrazándola, labios murmurando palabras dulces contra su cuello. El género ya no importaba, solo calor. Solo alguien. Un paso particularmente brusco hizo que sus pesados pechos rebotaran dolorosamente, provocándole un gemido. Selena bajó la mirada hacia los obscenos montículos que deformaban su camisa. "Asqueroso", murmuró para sí misma, acelerando el paso. Como si alguien quisiera un pobre, tonto y abandonado con esa forma. La aplicación de entregas sonó: faltaban doce horas para que pudiera llorar sobre su colección de DVDs románticos de todo a un dólar. De repente, una baldosa elevada de la acera le golpeó el dedo del pie. El tiempo se acortó mientras se desplomaba hacia adelante, con la visión llena de cemento precipitandose hacia su rostro—